olombiano] Trabajos de alto riesgo, una apuesta a la vida
La fatalidad, lamentablemente, es una constante. Y hay oficios que, por desgracia, están acompañados de esa sensación implacable de que algo, en cualquier momento, puede salir mal.
Lo que pasa es que no nos damos cuenta. Ese peligro latente está ahí, casi siempre, sin que se note. Los expertos dicen que es un asunto de “cultura”. Ni en los empresarios ni en los trabajadores hay suficiente cultura respecto a los riesgos profesionales.
No hay planes adecuados de prevención, no se toman medidas de control, no hay alertas oportunas. No es la generalidad, pero todavía es frecuente la pérdida de vidas o los casos de incapacidad permanente.
Y eso que estamos en un país en el que la legislación sobre el tema es profusa en decretos y reglamentaciones. Lo dice el magistrado de descongestión de la Sala Laboral de Medellín, Ómar Félix Jaramillo. Lo confirma el director de Gestión y Desarrollo de Suratep, una de las Administradoras de Riesgos Profesionales (ARP) que hay en Colombia, Camilo Ospina Saldarriaga.
“En este país se busca solucionar con normas los problemas de fondo”, dijo el magistrado Jaramillo.
Problemas de fondo, como que la protección a riesgos relacionados con el trabajo cubre solo a quienes tienen una relación laboral formal con una empresa que canalice los aportes.
“El grueso de los trabajadores colombianos está en la informalidad, para ellos no existe un sistema que prevenga o proteja frente a accidentes de trabajo, con el agravante de que son, en su mayoría, quienes están más expuestos”, comentó.
“Este es un país muy legalista”, apuntó Ospina. “Queremos tener las mejores leyes pero nos cuesta mucho trabajo implementarlas. En el sistema de riesgos están desprotegidos los trabajadores independientes e informales. Ellos tienen muchas trabas para acceder a las Administradoras de Riesgo”.
El Sistema General de Riesgos Profesionales vigente en Colombia define cinco niveles para la clasificación de riesgos relacionados con el trabajo. En el nivel cinco están los oficios que representan mayor riesgo para quien los realiza.
“Este es el seguro más barato que se puede adquirir, con una tasa promedio de aportes de 1,6 por ciento, que varía dependiendo del nivel de riesgo”, dice Ospina.
Este experto indicó que el seguro que brindan las ARP tiene, además, tres coberturas muy importantes. “Es un seguro de salud, que responde por accidentes con causa o en ocasión del trabajo, así como enfermedades derivadas del oficio. Es un seguro que cubre incapacidades o invalidez y, a la vez, es un seguro de vida”.
Ospina asegura que el sistema, en teoría, está bien concebido, pero tiene grandes falencias. Si la población económicamente activa del país está en 18 millones de personas, es preocupantes que solo seis millones pertenezcan a las ARP.
Aclara que la cifra de afiliados crece de manera gradual cada año. En efecto, según cifras del Ministerio de la Protección Social, mientras en 2004 había 4,8 millones de personas afiliadas, en 2008 la cifra asciende a 6’1 millones.
Los más peligrosos
La minería informal de socavón es el oficio que cobra más vidas. Se ubica en el nivel cinco, de máximo riesgo. En este nivel también están los prestadores de servicios de seguridad y los relacionados con la construcción, en particular, los trabajadores de altura.
La minería informal de socavón es el oficio que cobra más vidas. Se ubica en el nivel cinco, de máximo riesgo. En este nivel también están los prestadores de servicios de seguridad y los relacionados con la construcción, en particular, los trabajadores de altura.
Dentro de los niveles altos de riesgo también se ubican los trabajadores en contacto con sustancias tóxicas, los conductores y los pilotos.
La Fuerza Pública hace parte de un régimen distinto porque también está expuesta a máximo riesgo. Los trabajadores del sector agrícola también padecen accidentes laborales diariamente.
Otro oficio crítico es el que involucra a los motociclistas. Los mensajeros y los domiciliarios son víctimas de accidentes a diario. Muchos de ellos fatales. Camilo Ospina considera que en muchos casos la imprudencia es la responsable. “Basta ver los domingos cómo muchos domiciliarios violan todas las normas de tránsito”.
El magistrado Jaramillo llama la atención sobre varios elementos asociados al riesgo laboral.
“Aunque se debe valorar el esfuerzo que realiza un segmento de la industria, todavía hay muchas falencias”.
El Magistrado ha notado que algunas empresas le hacen trampa a la norma y muchos trabajadores se pegan del conocimiento empírico que tienen sobre su oficio para burlar las instrucciones de seguridad. “Apenas terminan los controles de seguridad industrial se quitan la máscara o los tapones de oídos”.
Adicionalmente, para este jurista, tampoco existen abogados expertos en el Sistema de Riesgos Profesionales, lo que con frecuencia va en contravía del interés del trabajador.
En 2005, doce años después de que la Ley 100 de 1993 entrara en vigencia, en Colombia se registraron 821,9 accidentes relacionados con el trabajo cada día. Este año, el promedio diario de accidentes laborales está en 438,3.
Las cifras son alentadoras en tanto revelan que las tareas de prevención están surtiendo efecto, sin embargo, la frecuencia y gravedad de los accidentes todavía está mostrando un drama asociado al trabajo que podría ser evitado.
314 trabajadores han perdido la vida en 2008
El año pasado perdieron la vida 761 colombianos en accidentes de trabajo. En el primer semestre de 2008 las muertes fueron 314. Durante 2007 las pensiones de invalidez pagadas por el sistema fueron 418, mientras que hasta junio de 2008 fueron 527.
Las enfermedades calificadas como profesionales el año pasado fueron 4.041, mientras que en el primer semestre de 2008 van 2.462 casos.
Las cotizaciones al Sistema de Riesgos Profesionales durante 2007 fueron 997.126 millones de pesos, en tanto que los primeros seis meses de 2008 representaron aportes por valor de 456.711 millones de pesos.
La cotización al sistema es responsabilidad del empleador quien paga el 100 por ciento de los aportes.
Todos los trabajadores que tengan un contrato de trabajo deben estar afiliados a una Administradora de Riesgos Profesionales.
Fuente: El Colombiano